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jueves, 15 de abril de 2021

noventa años ya

 

Ayer se cumplían 90 años de la proclamación de la segunda etapa republicana española que duró ocho años de los que tres fueron convulsos debido al golpe de estado militar en 1936 que abolió, ademas de las libertades colectivas e individuales, la constitución de 1931 que aseguraba la organización del estado español como : una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia.

En estos noventa años de vida en España, hemos sufrido de toda clase de acontecimientos político y sociales, algunos especialmente espantosos como la guerra civil y lo que vino después en términos de violencia fascista y criminal de la que todavía, noventa años después, no nos hemos liberado a pesar de que hace ya mas de cuarenta y cinco años que falleció el dictador.

Pero lo mas descorazonador es verificar que solo una minoría de la gente avala la vuelta a un régimen político de corte republicano y son variadas las razones, aún dejando claro que no estamos en épocas pasadas en las que se ajusticiaban a los monarcas como en 1917 en la Rusia zarista o en la Francia revolucionaria de finales del siglo XVIII. Ahora lo mas juicioso sería despojar a los reyes de su rango, descendiendoles a nivel ciudadano y que buscaran empleo que a buen seguro no les faltarían ofertas en Linkedn.

Decía que verificar la desafección social a la república es doloroso pero no por el hecho en sí mismo, mas bien por la falta de cultura política, incluso de cultura escolar de los jóvenes y de las siguientes generaciones de gente de hasta 50 años que no tiene interés en nada de lo que pasa en la sociedad y ese desinterés alimenta la indiferencia y la desidia siendo por ello campo abonado para la penetración cada vez mas notoria de los movimientos populistas fascistas entre el cuerpo social.

En el devenir de los pueblos, la cultura, es un proceso de transformación social presente desde tiempos históricos, visto como manifestación que identifica una sociedad y su correspondiente comunicación entre el hombre y su entorno. Por otra parte, permite un acercamiento con nosotros mismos para reconocernos y saber cuál es nuestro origen, es decir, quiénes somos, porque alguien dijo que un pueblo que no conoce u olvida su historia estaría condenado, tarde o temprano, a repetirla.

De vez en cuando veo por televisión, algunas entrevistas callejeras a chicos jóvenes y no tan jóvenes constatando que el grueso de mis compatriotas no sabe nada de las cosas, ni de la política ni de los líderes ni de los periodistas ni actores ni cineastas y menos aún de escritores o de personajes promotores de cultura, ahora bien si se les pregunta por el fútbol u otros deportes se conocen hasta el color de los gayumbos de Benzemá o de Messi. Y lo peor es que se ha llegado a un punto en el que los poderes políticos de la derecha nos han metido en la cabeza la creencia de que la política es para los políticos y el “panem et circenses” de los romanos esta de plena actualidad: “Cuanto menos sepa la gente menos nos cuestionara”.

Con estos mimbres no veo fácil hacer un cesto republicano, al menos en los próximos lustros aunque los desmanes puteros y corruptos del viejo monarca hubieran preparado el terreno, pero la ocasión está a punto de caducar si no caducó hace días, la prensa ya se ha encargado de ello.

Pido a los partidos de izquierda que fomenten la cultura popular y el conocimiento para que la gente común sepa distinguir entre lo buenos y lo malo, entre los buenos y los malos y escoger en consecuencia.

¡SALUD y REPÚBLICA!

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