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martes, 14 de marzo de 2017

La salvación de las almas

Ayer con motivo de un mensaje viral que circula por las redes me asaltó una duda metafísica : "La salvación de las almas es cosa pública o privada".

En mi caso y desde un punto de vista laico o ateo o descreído, no me cabe duda y niego la mayor : No hay salvación ni condena de almas, ni siquiera creo en que haya almas, de la manera en que nos la presenta los líderes religiosos de confesiones islámico-judeo-cristianas. Pero ese no es el debate que quiero suscitar aquí, aquí quiero hablar sobre el mensaje que cierto personaje de la escena del papel couché, ha suscitado por todas las redes sociales en respuesta a la proposición no de ley animada por Podemos sobre la oportunidad de la misa católica los domingos por la segunda cadena pública.

Aquí es donde mi duda se disipa totalmente : La misa católica, su rito,  liturgias y  ceremoniales  son aspectos privados de la vida de las personas y por tanto no deben consumir recursos públicos. De la misma manera que la senda liberal es proclive a que cada cual se pague su sanidad con su dinero, es decir privatizar la salud corporal,  debería ser consecuente y privatizar también la salud espiritual. Dicho crudamente  : quien quiera salvar su alma, que se lo pague. 

En la constitución española se dice en el articulo 16 punto 3 sobre la libertad ideológica y religiosa : "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".

No parece compadecerse mucho el hecho de que "ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal" y que en la misma frase se asegure la permanencia del concordato con el Vaticano y se den con dinero público en la TV pública los ritos y ceremoniales de una de las confesiones religiosas que además goza de unos privilegios que ya datan de  tiempos de la dictadura de Franco y que sustraen de las arcas públicas mas de once mil millones de euros anuales, derivados de ese concordato que además obliga a soportar la subvención de escuelas religiosas donde se adoctrina chavales para asegurar el futuro sostenimiento de la economía de esta creencia religiosa. 

Los católicos tienen todo el derecho a reivindicar la misa radiada y/o televisada pero busquen en las cadenas privadas, que seguro encontrarán en la cadena amarilla de los obispos un huequito todos los domingos y fiestas de guardar para escuchar su santa misa, y déjennos en paz a los que no queremos esos ritos en nuestra vida, y menos aún si nos va a costar dinero.


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